El principio técnico de la clásica espectrometría de movilidad de iones (IMS según siglas en inglés) consiste en que las moléculas de la sustancia inspeccionada entran en el tubo de deriva, a través de la membrana semi-permeable que cuenta con la función de permeabilidad selectiva, despúes de que sean calentadas y vaporizadas a la entrada. Tras la ionización por la fuente ionizante, las diferentes moléculas se foman grupos de iones moleculares, que se derivan hacia los detectores a distintas velocidades bajo la influencia del campo eléctrico del tubo de deriva, y al final forman impulsos de corriente en los detectores, lo que permite presentar la espectroscopia de movilidad de iones, con el tiempo de movilidad como su eje transversal, y la intensidad de corriente como su eje vertical. Como la velocidad de movilidad se basa en la masa, el tamaño y la carga eléctrica, se distinguen distintas sustancias en la espectroscopia por los picos en diferentes posiciones.
Con el desarrollo de tecnología, además de la clásica espectrometría de movilidad de iones, se han desarrollado la espectrometría de movilidad de iones asimétrica de alto campo eléctrico (FAIMS según su sigla en inglés) y otras nuevas tecnologías.
La inspección basada en IMS se ha convertido en el método más práctico para la detección de trazas en la detección de estupefacientes, explosivos, agentes de guerra químicos y gas tóxico industrial, etc., porque los sistemas de IMS pueden operar bajo presión atmosférica y cuentan con sensibilidad de detección alta, análisis rápido, tamaño pequeño, peso ligero y consumo de energía muy bajo.